Este título hace alusión al pasaje odiséico donde el héroe que regresa a casa, debe guiar a su barco y con él a toda su tripulación, a través de un estrecho marítimo flanqueado en uno de sus lados por un inconmensurable monstruo llamado Caribdis; y en el opuesto, por un monstruo de seis cabezas llamado Escila. El texto homérico nos hace entender que el héroe, frente a la inminencia, evalúa que navegar por el lado de Escila que devorará al menos a seis de sus tripulantes, es una mejor decisión que enfrentarse a Caribdis, quien sin duda tragaría el barco en su totalidad.
Así “entre Escila y Caribdis” se ha convertido en una alegoría de tener que elegir entre dos males, y Escila, por extensión, ha llegado a simbolizar "el mal menor".
Niels Bugge, se ha sentido atraído por este concepto, asociándolo a las narrativas neoliberales de escasez y urgencia, donde la elaboración de estrategias y la supuesta toma de buenas decisiones, descartan en gran medida perspectivas más amplias y fundamentales.
A pesar de su posición destacada en la historia (probablemente) más conocida de la antigüedad europea, Escila está en gran medida ausente del legado visual de la mitología griega, lo cual es inusual, considerando el impacto de sus contrapartes más conocidas, como Medusa, el Minotauro, la Hidra, Pegaso, la Esfinge o Cerbero. En la Odisea, se describe a Escila con doce piernas descoyuntadas, como tentáculos, con seis cabezas monstruosas sobre cuellos serpentinos. Sin embargo, la mayoría de las representaciones antiguas de ella se apartan del texto de Homero, representándola más bien como una sirena con las cabezas de seis perros que sobresalen de su abdomen.
Así “entre Escila y Caribdis” se ha convertido en una alegoría de tener que elegir entre dos males, y Escila, por extensión, ha llegado a simbolizar "el mal menor".
Niels Bugge, se ha sentido atraído por este concepto, asociándolo a las narrativas neoliberales de escasez y urgencia, donde la elaboración de estrategias y la supuesta toma de buenas decisiones, descartan en gran medida perspectivas más amplias y fundamentales.
A pesar de su posición destacada en la historia (probablemente) más conocida de la antigüedad europea, Escila está en gran medida ausente del legado visual de la mitología griega, lo cual es inusual, considerando el impacto de sus contrapartes más conocidas, como Medusa, el Minotauro, la Hidra, Pegaso, la Esfinge o Cerbero. En la Odisea, se describe a Escila con doce piernas descoyuntadas, como tentáculos, con seis cabezas monstruosas sobre cuellos serpentinos. Sin embargo, la mayoría de las representaciones antiguas de ella se apartan del texto de Homero, representándola más bien como una sirena con las cabezas de seis perros que sobresalen de su abdomen.
Esta disyunción, que ya se daba en la antigüedad, apunta hacia una posible razón para la ausencia comparativa de Escila. Tal vez Escila no logra atraer la imaginación de la misma manera que, por ejemplo, Medusa, Quetzalcóatl o el Xenomorfo, porque su diseño es deficiente; y simplemente no logra activar un proceso interno de creación de imágenes.
Pero irónicamente, quizá estos defectos en su descripción-diseño, puedan ser apropiados para un monstruo que representa "el mal menor", en una falsa dicotomía.
Sin embargo, para Niels, estas consideraciones no son fines en sí mismas. Son motores que impulsan un proceso creativo, que se centra en la experimentación con la forma y la composición, en el modelado 3D y sus transiciones hacia la impresión y la escultura. Estas transiciones se abordan como movimientos opuestos: para las esculturas, yendo desde la superficie plana de la pantalla, al mundo físico del volumen. Este movimiento se invierte en el proceso de impresión: donde el mundo móvil de luces ajustables, texturas dinámicas y formas instantáneamente maleables se congela y se transfigura en la planitud gráfica de la serigrafía.
Sin embargo, estos movimientos no son ni reductivos ni acumulativos, son espacios o fallos que incitan a decisiones intuitivas y abren nuevos caminos, por ejemplo, cuando una serigrafía no puede representar el brillo de un detalle de metal, o cuando las cavidades de una escultura a punto de ser fundida exigen un diseño que se aparte de sus orígenes digitales.
A través de estas transiciones técnicas, las obras de Niels navegan entre una gama de temas, que van desde el fracaso de la imaginación y la disonancia cognitiva hasta la fascinación por la violencia, los monstruos y el contexto geopolítico, en el que esta reflexión creativa, llamada Escila, se desarrolla.
Sin embargo, para Niels, estas consideraciones no son fines en sí mismas. Son motores que impulsan un proceso creativo, que se centra en la experimentación con la forma y la composición, en el modelado 3D y sus transiciones hacia la impresión y la escultura. Estas transiciones se abordan como movimientos opuestos: para las esculturas, yendo desde la superficie plana de la pantalla, al mundo físico del volumen. Este movimiento se invierte en el proceso de impresión: donde el mundo móvil de luces ajustables, texturas dinámicas y formas instantáneamente maleables se congela y se transfigura en la planitud gráfica de la serigrafía.
Sin embargo, estos movimientos no son ni reductivos ni acumulativos, son espacios o fallos que incitan a decisiones intuitivas y abren nuevos caminos, por ejemplo, cuando una serigrafía no puede representar el brillo de un detalle de metal, o cuando las cavidades de una escultura a punto de ser fundida exigen un diseño que se aparte de sus orígenes digitales.
A través de estas transiciones técnicas, las obras de Niels navegan entre una gama de temas, que van desde el fracaso de la imaginación y la disonancia cognitiva hasta la fascinación por la violencia, los monstruos y el contexto geopolítico, en el que esta reflexión creativa, llamada Escila, se desarrolla.
NB, OCSN / CDMX, 2024